Por fin tengo la suerte de saludarte.
Llevo unos meses sin escribir, mientras nuestra relación crece a cada momento; con nosotros dentro.
Intento no mirar al futuro, no te voy a mentir, me da miedo; pero todo ha sido tan rodado hasta ahora... me inspiras, siento de verdad unas ganas tremendas de que seamos felices, aun a pesar de todos los baches que vengan.
Es difícil transmitir aquí lo que ocurre. Como fluye, como te amo y deseo, incluso nuestros pequeños contratiempos. Nunca estuve enferma y tan bien, aunque tenga brotes, como dices tú. Lo que brota es el amor, y nunca fue tan verdadero en mi corazón. Nunca sentí esa necesidad de tener cerca, y ese estar tan agusto a tu lado, sin pensar absolutamente en nada, sintiendo una quietud esplendorosa, unas ganas de crear en cada situación contigo algo bello, que surge sin necesidad de nada, sólo de verte sonreír.
Juntos somos capaces de todo, estoy segura. Tú miras alto y yo también, con los pies en la tierra. Construiremos sobre esos ladrillos que a veces nos han tirado y hemos arrojado también, sobre nuestras cabezas; llenas de tulipanes rojos.