De cuando sientes amor, a un estímulo, artificialmente en parte provocado, y no puedes parar.
De cuando la música te atrapa, hasta no ver ni quien eres, ni a los que se hallan a tu alrededor.
De cuando estás en trance, y quisieras no salir de él.
De cuando oyes brotes, algo nace, dentro, fuera, y puedes atarte a ello, abrazarte, dejarte ir, en sus brazos.
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