No me voy, no te vas, es hasta ahora.
Suenan las campanas de bienvenida a tu viaje de vuelta.
Ser irónica contigo misma no te sacará del sarcasmo acongojante. El sentido es máximo en una letanía vigorosa y electrizante subida de precios. Para que tanto volver después de pronunciar hechos huidizos si hay un muelle trastabillado y óxido nitroso entre bambalinas.
Salen las palabras en una cascada unidireccional como quien se baña con un salmón migrante.
Dejadme no saber cómo funciona. No quiero saber nada del conocimiento, mientras hago peñas fastidiosas regadas de lógicas inverosímiles, es mi jardín verbenero; mi fango exfoliante severo diminuto e inconsciente.
Ven conmigo al retornante camino de la libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario