Individuos extraños, paranoicos, que no siguen las normas que impone la sociedad. Inmersos en un mundo paralelo del cual es complicado volver a ser ajeno. Disfrutando del descontrol vital, la pasividad de lo que pasa alrededor en momentos determinados, horas eternas que fluyen acompasadamente desordenadas.
Volver a la impuesta realidad, al día a día para tener algo que te mantenga vivo, después; se hace duro. El cerebro desearía estar así para siempre, en armonía, indolente, amigo de todo el mundo, riendo, bailando, enamorando... y suspira.
Te conviertes en una sombra de tí mismo, que se refleja con crueldad en un espejo, cuyo reflejo es ambiguo, pues jamás alcanzaréis ver lo que llevo dentro.
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