Levantar pronto, en cuanto despierto, sin dejar que las sábanas se peguen, me sienta bien. Seguramente noto cierta diferencia porque este hecho no es el acostumbrado, resulta fácil de olvidar, a medida que avanza la semana y se agota mi mente. Desde la cama, el pensamiento es de volver al sueño para no enterarme de lo que acontece fuera e ir retrasando mi enfrentamiento con el mundo. No es sano, lo sé.
Me encuentro ahora agusto en casa, con el sol entrando por la ventana, haciendo las cosas en las cuales no se piensa... cuando domina el deseo de seguir nublando la consciencia en sueños.
Estoy contenta, y me pregunto, si será por las condiciones externas ( tengo trabajo, pareja, dinero, familia, lugar donde vivir.....) o internas; llámese, una suerte de paz interior. Y por ello entra miedo, pues realmente, no sé hasta cuando se mantendrán esas condiciones. Pero no voy a dejarme llevar por él. Hoy estoy contenta.
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