Vivir la realidad en un corazón de piedra. Aprendiendo a caminar recto.
Una fantasía, tan atractiva, como la libertad, pero los lazos aprietan, y son serenos, elegidos, divinos, únicos; por fin.
Un corazón de piedra expandido en añicos... oleaje de ultramar... y una pared; que aparece siempre, cuando se divide el camino, cuando piso el agua... hasta brotar en mí con burbujas abrasantes.
Vivir y aprender, sorteando el mundo imaginario, pegando esos pedazos que el mar trató de llevarse; y construir con bloques recios cohesionados; a eso aspiro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario