Te miro, y veo una casualidad. Sonríes desde dentro, tímidamente. Soñé contigo durante años, y sé que no eres él, y por otro lado, me pregunto si es casualidad que estés aquí.
De nuevo, aparece alguien, que me rompe los esquemas, para nada esperaba su asomo al curso de esta vida deshilvanada.
Ahora pinchan esos límites impuestos para encontrar de nuevo la confianza, esa meta, inhóspita, a la cual, nadie que sepamos ha llegado.
Pienso en la realidad, y no quiero volver a hacerte daño por nada del mundo. Estoy centrada, sé que no voy a cometer los errores del pasado, y aún así, no es suficiente, ni para tí, ni para mí.
Me estoy dejando arrastrar, sí.... otra ver al error, hacia lo desconocido, al lugar recóndito de mi ser, que un día creyó en el placer... más allá de lo que ve.
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