viernes, 10 de junio de 2016

Preguntar. Preguntar. Preguntar. Hablar. Hablar. Hablar.

Hola Blog.
Cómo puedes imaginar, no vengo en plan amigable.
Es cierto que estoy en mis días.
También que llevaba muchos tranquila.
Que nadie pasa ya por aquí, y eso es buena señal.
Aunque para algunas cosas, tener que escribir, es divertido. Sin conflicto, muy probablemente no existiera nada interesante.
Casi todo lo creado, viene de una emoción, y, generalmente, no compartimos la alegría,  por no ser comercial; algo que bien saben los que nos venden telediarios.

Al grano:

Me hallo otra vez en una disyuntiva.
Me pregunto si ser sincera aquí vale la pena. Si nadie me leyera quizá lo sería, dentro de lo que puedo serlo, pues cuanto más me conozco, más veo la capacidad que he ido adquiriendo para auto engañarme, de cara a resultar estéticamente contradictoria y más fina. Lo que es reversible, sirve por ambas caras, si ni siquiera sabes cual es la real, todo es un juego, o eso pienso yo.
Doña confusa.
Acabaré pensando que la única persona que de verdad y francamente me conoce es Quique, quizá a él no puedo engañarle y por eso me jode tanto su presencia. Aunque, eso no le autoriza a pasarse el día enfrentándome a mí misma con sus críticas y bromas inoportunas en momentos que quiero desconectar.
Ahora estoy luchando de nuevo con las dependencias. Tengo la teoría, falta la práctica, pues todo es más sencillo, si nadie te importa suficiente como para estar pendiente.
No estoy muy segura de qué es control.
De qué es real. De qué pensar al respecto o como actuar. Hacer como que no veo cosas porque no sé si son reales. Hablar primero.
Esto último Suena bien.
Controlarme ante imaginaciones negativas de un hecho en si mismo no comprobable, hasta que hable.
Tener paciencia. No enfadarme.
Preguntar. Preguntar. Preguntar. Hablar. Hablar. Hablar.

Tú puedes.

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