El fin de semana ha sido todo menos aburrido, pero traerá cola.
Por lo que sea, el alcohol alteró mi mente y apenas recuerdo los momentos clave de la noche, o el día, al final no sabía ni lo que era. El caso es que me han tenido que contar lo que pasó, y no me siento para nada orgullosa, porque sencillamente, ni siquiera me identifico con las cosas que se supone hice y dije en ese estado. Así que es momento de recogerse, de agradecer el haber llegado sana y salva a casa, sin que lo demás ahora pueda tener mayor importancia, pues ya no lo puedo cambiar, no obstante, trataré de no volver a caer en lo mismo.
Y ahora me amargo, después de haber vivido una de las fiestas mejores de mi vida, aunque son tantas, que es más de lo mismo...
Ahora que siento menos dolor, que me acuerdo de tí, Kike, pero puedo ser más fuerte, puede ser hora de dejar esto aquí, y no volver a una vida con tintes arriesgados, en la delgada línea, entre el mal, y el bien.
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